Aunque no lo creas, la ira es un sentimiento natural e incluso saludable. Sin embargo, puede salirse de control e impedir la toma de decisiones, afectar las relaciones, incluso provocar daño. Sí tienes problemas de ira, a continuación te decimos cómo controlarla.
¿Qué es la ira?
La ira es una respuesta emocional a una experiencia frustrante o amenazante. También se le considera como una respuesta secundaria a la soledad, el miedo o la tristeza. En algunos casos, la ira puede aparecer de la nada.
Cuando frecuentemente y en un grado extremo, nos sentimos enojados, nuestras relaciones, bienestar físico y calidad de vida se ven afectados. Pero incluso reprimir y almacenar toda esa ira también puede tener un impacto negativo y duradero.
La mayoría de las personas en ocasiones nos sentimos molestas, pero cuando esto afecta nuestras vidas, es fundamental buscar ayuda. Existen herramientas y técnicas que te pueden ayudar a controlar la ira mediante la aceptación de los desencadenantes.
¿En qué consiste el manejo de la ira?
Manejar la ira apropiadamente implica recurrir a diferentes habilidades que nos pueden ayudar a reconocer los síntomas de la ira y controlar aquellos desencadenantes de una manera positiva.
Sí tienes problemas de ira es fundamental que comiences por identificar el enojo en una etapa temprana y a continuación expreses todas tus necesidades, al tiempo que te mantienes en calma y en control.
Ahora bien, el manejo de la ira no significa que debas reprimir estos sentimientos de enojo o evitar las emociones asociadas. Hacerle frente a tu problema con la ira es por si sola una habilidad.
La buena noticia es que prácticamente cualquier persona puede aprender a controlar la ira y sus sentimientos de enojo, con paciencia, dedicación y tiempo.
Si sientes que la ira está afectando negativamente tus relaciones y en particular te está condiciendo hacia un comportamiento violento o peligroso, consultar con un psicólogo o asistir a una sesión de manejo de la ira te puede ayudar significativamente.
Pero incluso sin buscar ayuda profesional puedes resolver tus problemas de ira a través de técnicas iniciales e inmediatas.
¿Cómo controlar problemas de ira?
Para lidiar con un problema de ira hay tres pasos principales que debes seguir:
- Reconocer los primeros signos de la ira
- Darte tiempo y espacio para procesar los desencadenantes
- Aplicar técnicas que puedan ayudarte a controlar la ira
Identificando lo que provoca la ira
Identificar lo que provoca la ira en una etapa temprana puede ser clave. Puede permitirte redirigir tu proceso de pensamiento hacia una zona de confort más constructiva. La ira provoca una reacción física en tu cuerpo, pudiendo tener los siguientes efectos:
- Sudoración y temblores
- Latidos del corazón acelerados
- Puños y mandíbulas apretados
- Respiración cada vez más rápida
- Inquietud y golpeteo con los pies
- Tensión en todo el cuerpo.
Al reconocer los signos de la ira en una etapa temprana, podrás evaluar si el desencadenante justifica la respuesta física. De ser necesario podrías tomar medidas para controlar el estrés físico.
Darse un poco de tiempo
Darte un poco de tiempo puede ser crucial para limitar la ira. Por lo tanto, cada vez que te enfrentes a un desencadenante puedes probar con lo siguiente:
- Dar un paseo por el parque
- Hablar con un amigo, un familiar o un consejero
- Contar hasta 10
Otra cosa que puedes hacer es expresar tu sentir con respecto a tus sentimientos de ir, a otra persona que no es el foco de tu enojo. De está manera puedes calmar la situación y al mismo tiempo identificar con claridad lo que ocasiona esos sentimientos intensos.
Técnicas de gestión para problemas de ira
Las técnicas de gestión de la ira te pueden ayudar a calmarte o distraerte el tiempo suficiente como para pensar de manera positiva. Eso si, las diferentes técnicas son efectivas para diferentes personas, por lo que encontrar una técnica que funcione para ti es esencial para controlar tu problema de ira extrema.
Entre las diferentes técnicas de gestión de ira que puedes probar se incluyen:
- Respirar lenta y profundamente. Enfócate en cada respiración conforme el aire entra y sale de tu cuerpo. Mientras haces esto trata de exhalar por más tiempo del que inhalas.
- Concentración total. Prueba con la meditación para alejar tu mente de los sentimientos de ira durante las situaciones desencadenantes.
- Alivia la tensión física. También es recomendable que intentes tensar cada parte de tu cuerpo mientras cuentas hasta 10. Después de esto suelta toda esa tensión.
- Haz ejercicio. La actividad física es una excelente forma de controlar la ira. Una caminata o practicar deportes de contacto como el boxeo o las artes marciales te pueden ayudar a sacar todos esos sentimientos de confrontación y agresividad.
- Crea tus propias distracciones. En esté caso lo que puedes hacer es distraerte bailando música que requiera más energía, dibujar, reparando o construyendo, incluso escribiendo. Es decir, una distracción que te aleje del problema.