2 de las ciudades históricas más bonitas de México
Calles estrechas con casas de colores, buganvilias colgando de los balcones, cipreses plantados en terrazas y un animado itinerario de bares, festivales, galerías de arte y restaurantes. Con ciudades como San Miguel de Allende y Guanajuato, la Ruta Histórica por el interior de México es tan hermosa que parece el escenario de una película. ¡Un viaje inolvidable!
San Miguel de Allende: la más hermosa de la ruta histórica
Sí Guanajuato es la más vibrante de las ciudades de la ruta histórica, San Miguel de Allende (a 275 km de Ciudad del México) es la más hermosa.
Ubicada en el antiguo Camino Real y la ruta de la plata, la pequeña ciudad, fundada en 1542, mantiene el esplendor del virreinato, con calles estrechas de piedras irregulares que conducen por un escenario de casas pintadas en tonos fuertes de ladrillo, rosa y amarillo, jardines de bugambilias, una impresionante catedral neogótica, talleres y jardines secretos ocultos en los patios interiores de los edificios coloniales.
Aquí se encuentra también el más impresionante museo de todo el Estado sobre la Catrina, la famosa y colorida calavera mexicana. El acervo cuenta con decenas de esculturas en papel maché que representa esa figura mítica que satiriza la sociedad.
San Miguel de Allende considerada la ciudad más bonita de México
No es de extrañar que la pequeña San Miguel de Allende sea considerada por muchos la ciudad más bonita de México; además, ya fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
San Miguel también es la simbiosis entre lo antiguo y lo moderno, con restaurantes internacionales y restaurantes de cocina contemporánea. El Vía Orgánica, por ejemplo, te deleita con su vertiente gourmet saludable, sus cereales y zumos detox.
Otra buenísima opción en este aspecto es la terraza del hotel Rosewood, que además del mejor guacamole de la ciudad, tiene una vista imperdible al atardecer. Y para comer unos deliciosos churros (¡manjar muy típico!), el Café San Agustín es genial.
Para quien gusta del arte, tiene La Aurora, una antigua fábrica textil que hoy es ocupada por 50 galerías. Y hay de todo: espejitos de colores, joyas artesanales y obras de artistas contemporáneos consagrados como Andy Warhol. Por si fuera poco, cuenta con artesanías, vestidos bordados y otras artes populares.
Y para completar, a 14 kilómetros del centro de San Miguel, hacia las montañas, se esconde el hermoso Santuario de Atotonilco, construido en 1700 por los jesuitas y hoy rodeado por un tranquilo pueblo de casas en el mismo estilo que el de San Miguel, y regido por un tiempo donde los segundos pasan aún más lentamente.
En la semana santa, el lugar gana aires aún más especiales con la fiesta de la Cuaresma, cuando se levantan altares a la Virgen de los Dolores por las calles, y en las ventanas y patios de las casas, fieles ofrecen agua dulce y paletas de hielo a los que pasan, representando las lágrimas de la Virgen María.
Guanajuato: la más vibrante y alegre, la ciudad de los festivales
Guanajuato, a 373 km de la capital mexicana y a 55 km de San Miguel de Allende, es hoy una colonia de estudiantes, amable y festiva. No es una ciudad planificada. Fue construida poco a poco por sus moradores, sin anchas avenidas, como una maraña de callejuelas y callejones.
Y conforme uno se acerca al centro de la ciudad, los colores de las casas se van haciendo más intensos y la ciudad más apasionante. Ni las iglesias se escapan a los tonos vibrantes, con sus fachadas esculpidas en piedra rosada. Es una ciudad hermosa, pero no es eso esto lo que la hace tan increíble. Ciudades hermosas que hay por doquier en México. Pero Guanajuato es envolvente, una ciudad para ser vivida, y no sólo apreciada.
Hay por lo menos un festival por mes en Guanajuato: de cine, de música, religioso, de teatro, etc. El más famoso de ellos es el Festival Internacional Cervantino, cuando la ciudad es ocupada por las lecturas, obras de teatro y actuaciones – que incluyen la música y la danza – sobre el autor de Don Quijote de la mancha.
Además, todos los días, cuatro grupos de músicos salen por los cuatro rincones de la ciudad, entonando canciones y juegos. Son las llamadas Callejoneadas, que comienzan siempre a las 19h30m y se extienden por dos horas.
Guanajuato, una ciudad para ser vivida, y no sólo apreciada
Guanajuato tiene decenas de plazas, alegres puntos de encuentro rodeados de bares, restaurantes, heladerías y cafeterías.
Aprovecha para pasear por la más importante de ellas, el Jardín, y seguir desde allí al Teatro Juárez, donde hay bellísimos frescos de estilo morisco. Después, combina en una caminata hasta la Plaza de la Paz, donde se encuentra la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato.
Incluye también en el paseo con una visita al mercado de artesanías y al Museo Casa Diego Rivera. En el camino, aprovecha para conocer el Callejón del Beso, un callejón mítico donde las parejas intercambian besos por promesas eternas de la felicidad.
Para aquellos que les gusta, hay una pintoresca de ruta rural en Guanajuato, lo que lleva a plantaciones de cactus. El nopal es para el mexicano, como la uva para los chilenos, o la quinua para los peruanos: esta planta espinosa, nativa de la región de Guanajuato, es procesada como alimento, como compuesto medicinal y hasta estético.
Su producción es tan curiosa e importante que se ha convertido en un importante destino turístico. Subir a una carroza acompañado de los agricultores con sus guitarras cantando canciones mexicanas es una experiencia que va mucho más allá de la diversión.
Si vas a viajar a estas 2 ciudades históricas de México espero que este post te haya servido de guía y si tienes algo más para aportar a este artículo no dudes de dejarlo en los comentarios y lo incorporaremos al post.